No sé lo que es el amor. Tampoco deseo saberlo… lo único que
sí comprendo, es que cuando estoy con él, me siento feliz. Si está bien, si
está mal… la verdad tampoco quiero pensar en ello, he decidido sólo dejarme
llevar.
Lo miro acercarse lentamente, bobeando en su celular: es
nuevo, seguramente ha perdido el otro, o, como siempre suele pasarle, ha sido
destruido en un incidente perturbadoramente increíble.
-¿Has cambiado tu número?- le pregunto aventándole una
botella con agua que golpea en su pecho y él se queja del dolor-. Lo siento, no
fue a propósito- estoy mintiendo, quería que me viera y lanzarle la botella fue
el impulso que lo consiguió.
-Tegoshi- dice suspirando resignado, y yo siento mi ceño
fruncir. Él está exasperado-. Siempre haces lo que quieres- continúa a forma de
sermón.
-No siempre- le digo, aguantándome las ganas de tirarlo en
el sofá de espera a mi lado-. A veces soy lo suficientemente maduro como para
contener mis impulsos-, sobre todo frente al staff de las revistas.
Pero alguna vez dejaré de ser precavido. Dejaré correr mis
impulsos y obligaré a Shige a que me bese, sin importar si estamos en un lugar
público.
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