jueves, 13 de agosto de 2015

Stay 20 de mar. de 2015

Me enamoré de él a los quince.

No fue rápido ni a primera vista... no fue el mágico toque del Cupido químico de la vida.

Fue algo lento, algo incómodo...

Me gustaban sus ojos... negros como la noche.

Me gustaba su risa como cascada... y su voz que aún recuerdo en mis sueños...

Me gustaba su espalda ancha y la manera en que se veía al caminar...

Me gustaba incluso la manera en que se veía al alejarse de mí...

Lo amé y lo odié como sólo sucede cuando tienes quince.

Lo amo y lo odio, como el recuerdo nostálgico de saber que no pasará de nuevo y que él nunca me amó a mí.

Lo amé y a veces me gustaría pensar que, allá donde esté, de alguna u otra manera, al menos se acuerda de mí.

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