jueves, 20 de agosto de 2015

Aún

Anoche robé el conejo de la luna para intercambiarlo por una llave que abriera las puertas de piedra a la biblioteca del Submundo. Ahí encontré libros que hablaban de seres que devoran las entrañas de los adultos y usan sus pieles como disfraces, que invierten los cuerpos de los niños y que hacen morir soles con sus llantos. Al regresar he traído conmigo el sonido de una vida a la mitad y el reflejo del sol en el cabello de mi madre cuando inclinaba la cabeza para besar mi frente. Aunque quisiera, esta noche no podría volver, pero tampoco podría marcharme. Aún estoy atrapada entre el sueño y la vida y la muerte y no hay nada que pueda hacer para remediarlo.

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